top of page

Un año de Hierro

¡Un año ya de Camino de Hierro! ¡Qué bien!

Miles de personas nos han descubierto, se han enterado de que existe una zona fantástica surcada por una vía centenaria que sortea valles, montañas y ríos gracias a la intrépida determinación de unos pocos hombres del XIX que utilizaron todos los recursos de la ingeniería de su época para hacer realidad lo que parecía un sueño imposible.

Un paisaje maravilloso, un clima mediterráneo, unos puentes de vértigo y unos túneles impregnados de misterio llevan al viajero a una dimensión muy alejada de su habitual espacio y tiempo, le transportan a un ahora único que seguirán viviendo y disfrutando muchos meses después de haber superado esta aventura.

La comarca de El Abadengo, los empresarios de hostelería, los alojamientos, las casas rurales (las que eran y las que empiezan a ser), los cuatro puestos de trabajo creados, algunas tiendas y otros servicios empiezan a creer que su suerte ha cambiado, que el abandono, el olvido, las desconfianza pueden empezar a vencerse tras esta inyección de moral y esperanza. El futuro empieza a verse con cierto optimismo, pero también, y precisamente por ello, con un mayor temor a la recaída.


El Camino es un lujo, todos aquellos que lo recorren quedan encantados, pero...

Siempre hay algún pero, es verdad.

Pero hay demasiadas piedras en el camino, y no nos sirve que se justifique con que es un BIC y no se puede actuar de otra manera en él para evitarlo, que nos digan que las que se retiran por la tarde vuelven a aparecer por la mañana “porque es un terreno abierto por el que circulan animales salvajes que las remueven”.

Pero son demasiados kilómetros y algunos, donde el paisaje se ralentiza, se hacen demasiado largos. Qué lástima que no existan paneles a lo largo del recorrido marcando ese descarrilamiento, esa inundación, ese accidente o esa anécdota que marcaron sus orígenes y el tiempo que estuvo circulando por esas vías una locomotora de vapor. Demasiados kilómetros para muchas personas que estarían encantadas de poder recorrerlo y, por edad o problemas físicos, no pueden. ¿Para cuándo los vehículos? ¿Para cuándo la vuelta de esas biclonetas que cercenaron inmisericordes nada más nacer para disimular sus vergüenzas?

Pero ¿dónde está el punto de información de Vega de Terrón, esa Oficina que un tabernero luso utiliza para almacenar las cervezas y las cebollas de su degustaçao? ¿Dónde la conexión a internet de ese kiosko interactivo de la entrada?

Pero... ¿no sería posible ahí una tienda de merchandising y productos de la comarca?

Pero ¿dónde los barcos, las piraguas, incluso los trasatlánticos, que abarrotan el puerto vecino de Barca de Alba, que le den vida y movimiento al único puerto fluvial de nuestra comunidad?

¿Dónde una oferta de alojamiento, restauración y ocio acorde al recorrido que se ha hecho y al paradisíaco lugar donde termina?


El Camino de Hierro es un diamante en bruto que es necesario pulir, necesitamos que se pula cuanto antes si queremos dejar de preocuparnos por tantos peros que pueden hacer que muramos de éxito. La Diputación ha hecho un gran esfuerzo, sin duda, y precisamente por eso no puede desentenderse ahora, como lo hizo en su día del puerto fluvial de Vega de Terrón, porque eso significaría tirar el dinero y la confianza de todos una vez más.

Los barcos se acumulan en el puerto de Barca d'Alva. Al fondo, el de Vega Terrón.



Comments


Artículos destacados
Artículos Recientes
Buscar por etiquetas
Más vía
  • Facebook Classic
  • Twitter Classic
  • Google Classic
bottom of page