No es oficial todavía, pero parece ser que el último proyecto de la Diputación de Salamanca, el tercero de una serie que empezó con un “Camino Natural” y siguió con una “Peatonalización”, para el acondicionamiento de la línea férrea de La Fregeneda a Barca d'Alva como recurso turístico “de gran interés público y arquitectónico”, pasa por poner verjas en el túnel del Morgado, el número 3 de los 20 que cubren este Bien de Interés Cultural con categoría de Monumento.
Basta esta circunstancia para, sin conocer el resto, deducir que siguen en la misma línea de renuncia al principal valor de este BIC: su reutilización con fines económicos, sociales, culturales y turísticos, mediante la puesta en circulación de vehículos ligeros, para la revitalización de una comarca que se muere a marchas forzadas. Si hubieran buscado una solución más absolutamente peregrina e incompatible con la posibilidad de que el BIC se convierta en una fuente de riqueza, de trabajo, de futuro... no creo que la hubieran encontrado.
Renuncian a crear riqueza, a fijar población, a revalorizar un recurso único en la península.. en resumen: a dar vi(d)a.
La razón de esas verjas, que a priori parece obedecer exclusivamente a acabar con las esperanzas de las personas y colectivos que Tod@vía creen en las posibilidades de esta vía, se basa oficialmente, no obstante, en la protección de una especie de Quirópteros, un murciélago ratonero de nombre Myotis myotis que, a pesar de adolecer de la visión de las rapaces y otras especies depredadoras, ha vislumbrado las excelencias de esta infraestructura mucho mejor que nuestros representantes legales y colonizado, sin permiso de primera ocupación, un espacio artificial que no les pertenecía.
Es una especie protegida, dicen, y vulnerable, a pesar de constituir el segundo orden de mamíferos en cuanto a número de especies se refiere, con una distribución natural solo superada por otra que se dice sapiens.
Con nocturnidad, y no sabemos si con alevosía, se han adueñado de nuestro túnel y ahora tienen unos derechos que nos impiden transitar por nuestra vi(d)a. Los mismos derechos que, al parecer, tienen los lobos sobre nuestras ovejas o los buitres sobre nuestros terneros y vacas recién paridas.
Con esta escala de valores, señores representantes, no hace falta ser muy perspicaz para saber que la próxima especie que se extinguirá en la comarca no tendrá alas, ni cola, ni plumas.
Queridos representantes: no han entendido ustedes nada.
O quizás sí. Tal vez seamos nosotros los que nos obcecamos en seguir creyendo que, quizás algún día, al bucle cuatrienal de promesas y proyectos -algunos ilusionantes y con criterio – no seguirá el abandono, el olvido o el desprecio que, una y otra vez, llena el resto de cada legislatura.