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Hierro oxidado

La ruta de los túneles chirría cual bisagras oxidadas y atrofiadas por la ignorancia y el olvido. Como la mirada de las Administraciones cuando simulan el esfuerzo de alguna contorsión que se dirija hacia abajo.

Aunque la web caminodehierro.es advierta de que hasta la apertura oficial de esta nueva ruta turística el acceso al Camino de Hierro está TOTALMENTE PROHIBIDO, no haciéndose responsable de los posibles accidentes que puedan ocurrir en el itinerario aún CERRADO, lo cierto es que, sobre el terreno, nada indica que estemos vulnerando normativa alguna. No sólo no existen carteles o avisos que nos prohíban el acceso (salvo la recomendación de no acercarnos a los edificios por si cae alguna teja), es que incluso nos están invitando a disfrutar del mismo.

Acceder a la estación de Fregeneda es muy fácil; si tu sana curiosidad, alentada por las maravillas que te han contado de este espacio desde la Diputación Provincial de Salamanca (especialmente en épocas electorales) te lleva a querer comprobar in situ la belleza y las excelencias de este espacio y este proyecto, sólo tienes que seguir las indicaciones. Un enorme cartelón, adornado con un precioso marco de plástico negro, te indica el camino de acceso desde la carretera C517.

Pero cuando llegas a la estación de La Fregeneda nada parece indicar que estés a punto de iniciar la aventura de tu vida. Vegetación y basura contrastan con lo que parece ser la joya de la corona, un precioso vagón histórico de mediados del siglo XX que se conserva inmaculado tras su reforma meses atrás. Quizás unas cámaras web muy próximas y en dirección al mismo tengan algo que ver al respecto.

Pero si esta sensación de abandono y desidia no te echa para atrás y decides seguir investigando por tu cuenta, unos metros más adelante comprobarás cómo una enorme puerta de metal te impide acceder al primer túnel... siempre que no decidas colarte por abajo. El boquete que allí se ha formado, fruto de la erosión probablemente -la naturaleza, incluso la humana, siempre sigue su cauce y su instinto-, te permitirá seguir adelante sin demasiados problemas.

Pero cuidado: la ruta, pese a las últimas inversiones realizadas para su tránsito con seguridad, no es fácil y puedes tener algún accidente. Piedras sueltas y abundante vegetación en el camino paralelo (cuando existe), barrancos a ambos lados, erosión, derrumbes... no te lo pondrán fácil. Lo bueno es que, si algo te pasa, vendrá el helicóptero a recogerte. Lo malo es que, muy probablemente, tendrás que pagarlo tu.

Ha pasado otro año, otra temporada, otra primavera y otro verano sin poder disfrutar de esta maravilla. Vendrán los fríos, volverán las lluvias y a enfangarse todo todavía más, y nuestro Camino de Hierro volverá a ser lo que lleva siendo desde su cruel cerrojazo de hace más de 30 años: un ídolo de hierro con pies de barro.

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